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El oro blanco es una aleación de oro con otros metales blancos como el paladio, la plata o el níquel, lo que le confiere su tonalidad plateada o grisácea. La adición de estos metales blancos altera el color natural del oro amarillo, dando como resultado este metal precioso de aspecto plateado y brillante.

Esta variante del oro es apreciada por su elegancia y versatilidad en la joyería. Su tonalidad neutra lo hace perfecto para una amplia gama de diseños, ya que combina bien con otras piedras preciosas y metales. Además, suele ser una opción popular en joyería de alta gama, ya que puede acentuar el brillo y el resplandor de las gemas engastadas.

El oro blanco también se utiliza en la fabricación de joyería debido a su durabilidad y resistencia. A menudo, se le aplica un acabado de rodio, un metal precioso similar al platino, para aumentar su brillo y protegerlo contra el desgaste y la decoloración.

En términos de cuidado, el oro blanco puede requerir un mantenimiento periódico para restaurar su brillo. El acabado de rodio aplicado inicialmente puede desgastarse con el tiempo, lo que podría dar lugar a la exposición del tono amarillo natural del oro, aunque este puede ser restaurado fácilmente mediante un nuevo baño de rodio.

En resumen, el oro blanco es una opción elegante y sofisticada en la joyería, apreciada por su tono plateado neutro, su versatilidad en el diseño y su durabilidad, lo que lo convierte en una opción popular para la creación de joyas atemporales y elegantes.