El oro amarillo es una forma clásica y tradicional de este metal precioso, conocida por su color cálido y brillante. Es una aleación compuesta principalmente por oro puro mezclado con otros metales como cobre y plata, lo que le otorga su tonalidad distintiva y su durabilidad.

Este tipo de oro es valorado por su belleza y versatilidad en la joyería. Su tono cálido y radiante lo convierte en una opción popular para una amplia gama de diseños de joyería, desde piezas simples hasta elaborados adornos. Además, su resistencia a la corrosión y su maleabilidad lo hacen ideal para la creación de joyas intrincadas y detalladas.

El oro amarillo puede variar en su pureza, medida en quilates. El oro de 24 quilates es considerado el más puro, compuesto completamente por oro, mientras que el oro de menor pureza, como el de 18 o 14 quilates, contiene una menor proporción de oro puro y una mayor cantidad de otros metales.

Una característica atractiva del oro amarillo es su capacidad para mantener su color y brillo con el tiempo. Aunque puede rayarse o desgastarse levemente con el uso continuo, es resistente a la corrosión y a la decoloración, manteniendo su tonalidad cálida a lo largo de los años.

El oro amarillo ha sido utilizado durante siglos en la fabricación de joyas, siendo una opción clásica y atemporal para anillos, collares, pulseras y otros accesorios. Su belleza natural y su versatilidad lo convierten en una opción apreciada tanto para piezas de uso diario como para piezas de alta joyería, capturando la luz de manera exquisita y aportando calidez y luminosidad a cualquier conjunto.